Esta semana estuve muy enferma, como hace mucho no me pasaba y bueno creo que recibí una lección importante con eso, aprendí a esperar, porque yo no soy una persona paciente, me cuesta mucho esperar sin hacer nada y pensar que no he perdido mi tiempo, pero esta vez tuve que esperar por todo, esperar a que me atendieran en el hospital, esperar a que me dieran los resultados de mis análisis, esperar a los especialistas, esperar a que me dieran un diagnóstico, esperar a que me dejaran ir a casa, esperar mis medicinas y esperar a que me sintiera mejor. Para mí, en lo personal fue mucha espera, más de lo que a diario suelo esperar pero aprendí a hacerlo y traté de verle el lado bueno a las cosas, ahora aunque no lo creas, ya no veo tan mal esperar, ahora sé que esperar es parte de la vida porque así es. La vida es una constante espera.
Así que como yo aprendí una valiosa lección y no sólo una sino varias de mi enfermedad, no hay mejor cosa que aprender de todo lo que nos pasa, porque todo pasa por una razón, una razón que incluye aprender de ella, porque si no queremos cometer el mismo error dos veces no hay mejor cosa que aprender la lección de cada experiencia vivida. Vive pero aprende mientras vives, deja que la experiencia hable por ti y cada vez que te ocurra algo descubre qué cosa nueva puedes aprender de eso, porque cada día se aprende algo, de lo bueno y de lo malo. Vive, experimenta y deja que la vida misma sea tu maestra.
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