Lo peor que le podemos hacer a un ser humano y más a un hijo es preferir uno sobre el otro. A lo que me refiero es que hay personas que se empeñan en hacer sentir mal al otro por solo preferir a uno. El amor de un padre es incondicional no hay porque amar más al primero que el segundo y viceversa, porque yo he pasado por eso, que un familiar prefiera a mi hermano que a mi.
Si queremos que nuestros hijos sean los mejores no debemos comparar a nadie, porque lo único que se ocasiona es hacer sentir mal a la persona. Las comparaciones no sirven para hacer que un ser humano quiera ser mejor. Si yo le estoy reclamando a mi hijo de por qué no es cómo su primo, dudo que él quiera ser como él, al contrario la va a tener rencor porque sus papás no pueden ver lo bueno de su hijo. La única manera en la que podemos hacer que nuestros hijos sean mejores es de la siguiente manera: Hay que recordarle a nuestro hijo lo que es capaz de hacer y preguntarle ¿Qué es lo que mi súper hijo es capaz de hacer el día de hoy? El punto de esto es hacer ver que nuestro hijo puede hacer más y que si quiere hacerlo puede ser mejor. Hay que incitarlo de una buena manera a ser mejor, remarcando sus cualidades.
No solo hablando de los hijos, el comparar y preferir es malo en sí, es un acto que daña al otro ser humano. Debemos dejar de comparar ya sea a dos personas o compararnos a nosotros mismos. Cada uno es único y no tiene porque ser como el otro.
Dejemos de preferir, no se trata de siempre estar arriba y aplastar a alguien, se trata de que entre todos nos ayudemos y salgamos adelante. Las preferencias y comparaciones nunca serán el camino para que alguien sea mejor.
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