Problemas

Todos estamos luchando una batalla en estos momentos, todos intentamos cruzar un infierno con la esperanza que nos lleve al cielo. En todo momento los problemas están presentes, si no es en tu vida en la de alguien más y debemos prestar especial atención a esto, porque muchas veces creemos que nosotros somos los únicos que sufrimos cuando realmente todos sufren, hasta el hombre más rico tiene problemas. Una cosa muy diferente es que los demás no lo demuestren y no por eso debemos pensar que ya tienen una vida perfecta. Ahora lo veo claramente y me doy cuenta que todos sufren, todos viven para luchar, para salir de los problemas. 

Otra cosa que me di cuenta es que los problemas son relativos, porque los podemos ver de distintas maneras. Te pondré un ejemplo matemático, cuando en matemáticas multiplicamos dos signos negativos el resultado es siempre positivo, lo cual me hace dar cuenta que de lo negativo se pueden sacar cosas muy positivas, ahora, seguramente me dirás que cuando multiplico un signo positivo con uno negativo me da negativo y bueno eso es porque en la vida cuando tenemos algo positivo y posteriormente viene algo negativo a unirse, dejamos que lo negativo gane. 

Así que no dejes que el cómo reaccionas a las situaciones difíciles que la vida te pone enfrente afecte tu felicidad, es tú día y lo único que se necesita para tenerlo es una sonrisa. Empieza a ver los problemas como algo bueno que te ayudará a crecer y te hará aprender de la vida y da gracias porque por ellos eres más y más fuerte cada día. Pregúntate, quién quieres ser y qué tan fuerte eres y demuéstrale al mundo todo tu potencial, demuestra al mundo que el fuego del infierno te hace mejor, demuestra que los demonios dentro de ti no son capaces de acabar con tus ganas de vivir y luchar. Demuestra que del otro lado de la barrera está el cielo donde eres capaz de alcanzar tus sueños. Vive en el infierno, en donde los problemas abundan pero no dejes que el fuego te queme, porque ese infierno lleno de problemas no desaparecerá nunca a menos que tú lo conviertas en tu cielo.