Detrás de cada uno de nosotros hay una historia, una
historia llena de batallas y retos afrontados, llena de victorias y fracasos.
Una historia que nadie conoce más que a simple vista, una historia que nos
define, pues determina lo que hacemos y el por qué lo hacemos. Historias
incomprensibles para aquel que no es el protagonista pero afortunados aquellos
que logran comprender lo ajeno. Es cierto que todos nos hemos enfrentado a
muchas batallas en diferentes niveles y escenarios, sin embargo, bienaventurado
aquel que se ha visto envuelto en las más difíciles y temerosas, aquel que se
ha encontrado al borde del abismo a punto de soltar las riendas y sucumbir,
aquel que conoce el sabor del infierno y la pérdida. Sí, bienaventurado el
guerrero que sabe lo que es el verdadero dolor porque entonces es conocedor de
la verdadera felicidad y la calma, porque para sentir la gloria primero se debe
estar en la miseria. Las verdaderas lecciones de la vida se aprenden a golpes,
se va aprendiendo de fracaso en fracaso, se aprende de aquello que nos hace
débiles porque cuando se entiende y acepta la debilidad, la fortaleza llega por
si sola. Porque solo se es capaz de conocer la luz cuando se ha estado en medio
de un túnel sin salida, porque solo así es capaz el ser humano de apreciar la
vida. ¿Cómo buscar sanar si nunca has estado herido? Es así como funciona la
magia de la vida, es ese el secreto de la felicidad, muy pocos podrán
comprenderlo pero aquel que lo hace tiene la llave única para entender el
propósito de la vida, porque será capaz de hacer con ella lo que para muchos es
imposible.
Gracias por leer, desde donde sea que estés, mis mejores deseos hoy y siempre.
Karla Valencia